Anteriormente reflexionamos sobre el poder de las palabras, la importancia del diálogo interno y cómo este influye en nuestra vida, de manera positiva o negativa, trabajando en eliminar esa negatividad y sustituirla por un diálogo más pensado y sobre todo, más útil para nosotros. Continuemos hablando sobre las palabras y abordemos el tema con mayor profundidad.  

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Si fuimos lastimados, debemos perdonar y sobre todo, dejar de lastimar, pues no debemos caer en esas mecánicas donde la víctima se convierte en victimaria para reafirmarse. Si te dan malas opiniones sobre tu físico, buscando herirte, no debes aceptarlas, pues se convertirá en un acuerdo contigo mismo basada en una opinión que no es la tuya y por lo tanto no debe tener mayor importancia que tu propio espejo, pues es una irrealidad sobre quien tú eres. 

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Si sientes que ya tienes una opinión negativa de ti mismo, vuelve a ti, y permite nuevos acuerdos basados en la verdad objetiva, observando tus fortalezas y debilidades desde una perspectiva de autocompasión y flexibilidad, una perspectiva, sobre todo imparcial, que te permita trabajar en áreas de oportunidad y reconocer áreas destacadas de tu persona. 

El chisme: Una costumbre a eliminar

¿Cuántas veces nos herimos los unos a los otros con nuestras palabras?  Pero hablemos de otra forma negativa de emplear la palabra, una muy común: Los chismes. Los chismes son la peor forma de herir, pues son puro veneno. Aprendimos a contar chismes por acuerdo, porque en nuestra infancia escuchamos a adultos contando chismes; enseñémonos a  no opinar sobre gente que no conocemos o sobre sus vidas, pues transferimos el veneno emocional hacia ese actuar y lo confundimos con una forma normal de desarrollarnos, pues además de ser una vía de comunicación sumamente común, también nos hace sentir cerca de otros, viendo los defectos o malsentires del mundo exterior para sentirnos mejor, con nosotros mismos; sin embargo, cabe recordar que “A la miseria le gusta estar acompañada”.

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Si seguimos reprimidos, es porque mantenemos esas costumbres de chisme, que aunque está escrito en el mismo lenguaje que los demás, tiene una intención dañina y negativa; al usarlo como mantra de vida por un tiempo prolongado, todo se dañará y habrá mensajes contradictorios, lo que hará que nos resulte imposible obtener resultados positivos en nuestra vida. 

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El chisme nos genera ideas preconcebidas sobre los demás, basadas en opiniones que no siempre son ciertas, pues deberíamos conocer los motivos de la gente y catalogar los chismes como suposiciones basadas en miedo y prejuicios. Evitemos ingerir información que no nos aporta nada al mundo espiritual y personal. Los chismes y las habladurías, nos infectan e infectan a otros. No prestemos oídos a discursos sociales negativos. 

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Mientras más chismes escuchemos, pensaremos con menor claridad. No nos permitamos continuar con esas costumbres para aliviar frustraciones y dolores internos, pues caeremos en una cadena interminable de gente que obtiene información a través de circuitos erróneos y compromete su salud mental y su vida interior con esos comportamientos. A este fenómeno, los toltecas lo denominaron mitote, muchas voces en la mente que intentan hablar al mismo tiempo, extendiendo comportamientos virulento y negativos. 

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El chisme desprestigia a otros de muchas maneras, engañandonos a nosotros mismos y adquiriendo posiciones que justifican comportamientos más crueles; lo que nos lleva a contemplar el mundo desde ese veneno y negatividad 

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Durante años las palabras de los demás nos han transmitido chismes, pero lo mismo ha hecho la manera en que utilizamos las palabras con nosotros mismos; pues nos hablamos constantemente solo para criticarnos y maltratarnos, por lo que es urgente observar y atender nuestro diálogo interno, pues muchas veces lo utilizamos en contra nuestra. comprendamos el poder de las palabras y lo que ellas significan, pues al ser impecables con nuestras palabras, innumerables cambios surgirán en nuestra vida.

Eliminemos comportamientos negativos

Piensa en todas las veces que explicas chismes para lograr que otros apoyen tu punto de vista, captando la atención para esparcir veneno, a veces sobre un ser amado y otra veces, como bien mencionamos, se utiliza para hacer que nuestra opinión parezca correcta, sin permitirnos reconocer que ello no es necesariamente verdad. El chisme, como la mentira, proviene de tus creencias y ego, pero reconozcamos cuando caemos en estas actitudes solo para justificarnos y querer ser dueños de la verdad.

Eliminemos ese comportamiento y dejemos de esparcirlo en nuestras relaciones con los demás. El ser impecable  al hablar, hará que tu mente no sea campo fértil para las palabras negativas y será únicamente fértil para el amor.  Una forma de medir la impecabilidad de nuestras palabras, es en función de nuestra autoestima y amor propio; pues cuando eres feliz, te sientes bien y estás en paz cuando, ello significa que estás manejando una impecabilidad correcta.

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Despertemos a una nueva vida que nos permita hacer crecer semillas de amor y plenitud en nuestros pensamientos diarios, aprendamos a nutrir la semilla para que crezca en nuestras mentes y continúe reemplazando el miedo con el amor. 

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Si quieres ser libre, debes poner en práctica lo leído en este artículo; de esa manera no contaminarás tu mente y ni tu existencia; emplea palabras para compartir amor y discursos positivos, desde un diálogo interno hasta lo que decimos o proyectamos a los demás, rompamos con acuerdos que nos hacen sufrir, es posible si lo hacemos consciente y trabajamos en ello.

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Eres capaz de romper con esos viejos acuerdos y crear nuevos, logrando cambiar toda tu vida y alcanzando éxito, abundancia y libertad personal, alejándote del miedo  Pensamos en lo que es posible crear tan solo con la impecabilidad de las palabras.

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