Anteriormente hemos abordado una serie de temas en tendencia, hablado sobre dudas comunes entre distintas personas y desmitificado conceptos relevantes para la psicología. El día de hoy, nuevamente presentamos un artículo en torno a los hábitos de cada persona y la importancia que ellos tienen en conjunto, esto porque a través de la serie de artículos en torno a la conducta y los hábitos, se pretende motivar al lector a hacer cambios graduales que se traduzcan en un mayor bienestar emocional y psicológico. Una vez entendido lo que se quiere transmitir, avanzaremos a explicar las capas que forjan un cambio de conducta. 

El proceso de cambio es una búsqueda constante en la vida de muchos individuos. Desde perder peso, hasta alcanzar metas profesionales, el cambio de conducta se presenta en diferentes niveles y aspectos de nuestra vida. Sin embargo, entender cómo abordar este proceso de transformación, puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Expliquemos la metáfora poderosa que da origen a este artículo: Las tres capas o niveles en los que los cambios pueden ocurrir, comparables a las capas de una cebolla. Estas capas son: Cambiar resultados, procesos e identidad.

Explicando la metáfora

La primera capa, cambiar resultados, se refiere a alcanzar metas específicas como perder peso o ganar un campeonato. La segunda capa, cambiar procesos, implica modificar hábitos y sistemas, como implementar una rutina de ejercicio o mejorar el flujo de trabajo. Sin embargo, es la tercera capa, cambiar identidad, la más profunda y fundamental. Esta capa se centra en cambiar nuestras creencias, nuestra visión del mundo y la imagen que tenemos de nosotros mismos.

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Mi identidad hacia el cambio

El verdadero cambio de conducta, reside en cambiar nuestra identidad. Esto significa no solo adoptar nuevos hábitos, sino también internalizarlos de tal manera que se conviertan en parte integral de quiénes somos. Es pasar de decir "quiero ser delgado" a afirmar "soy una persona saludable". Es cambiar de ser un fumador que intenta dejar de fumar a una persona que simplemente no fuma.

Un ejemplo de lo anterior, es el entrevistado Brian Clark, quien ilustra este punto de manera vívida. Al cambiar su identidad de "mordedor de uñas" a "persona que cuida de sus uñas", pudo dejar de morderlas permanentemente. Este cambio en la identidad lo motivó intrínsecamente y lo llevó a mantener el hábito a largo plazo. Clark sustituyó su necesidad de morder sus uñas, por el autocuidado aplicado a sus uñas, el hecho de asistir a un manicure periódicamente y observar el cambio en el aspecto de sus manos, lo que lo motivó a mantenerse alejado del viejo hábito negativo. 

Otro tema a destacar, es que nuestras acciones y pensamientos son un reflejo de nuestra identidad. Lo que creemos sobre nosotros mismos, influye en nuestras conductas y viceversa. Por lo tanto, cambiar nuestra identidad, requiere desafiar y cambiar nuestras creencias arraigadas, un proceso que puede ser tanto liberador como desafiante.

Conclusiones

Finalmente, presentamos un proceso de dos pasos para cambiar nuestra identidad: Nuestros hábitos son la forma en que encarnamos nuestra identidad, y cada repetición de un hábito refuerza esa identidad. Este proceso es gradual y requiere un compromiso constante con el cambio.

En resumen, te invitamos a reflexionar sobre la importancia de cambiar nuestra identidad para lograr cambios duraderos en nuestra vida. No olvidemos que el verdadero cambio comienza desde adentro, y que cada hábito que adoptamos, nos acerca un paso más a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.

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